Traducción al español dentro del proyecto PerMondo para la traducción gratuita de páginas web y documentos para ONG y asociaciones sin ánimo de lucro. Proyecto dirigido por Mondo Agit. Traductora: María del Sol Hueso Cardeña. Revisora: Yenifer Martinez.

 

Marie-Laure Frelut Marie-Laure Frelut
Marie-Laure Frelut es pediatra. Se involucró en el campo de la obesidad
infantil en los años noventa, cuando tuvo que dirigir una unidad hospitalaria
para adolescentes con obesidad severa.
Véase la biografía del autor

Prólogo

La obesidad siempre ha existido, aunque era muy poco frecuente en niños. El problema surgió cuando su prevalencia comenzó a aumentar drásticamente, primero en los países ricos y, después, en todo el mundo. Esto nos llevó a pensar que la obesidad refleja una pérdida de adaptación de los individuos a su entorno, lo que resultó sorprendente, ya que habíamos dado por supuesto que el medio ambiente había alcanzado su punto álgido en términos de calidad desde que el ser humano lleva influyendo sobre él.

Tan solo necesitamos unos pocos años para darnos cuenta de que el 80 % de los niños que eran obesos a los diez años, probablemente, se convertirían también en adultos obesos. A pesar de tan alarmante situación, sigue existiendo una gran confusión sobre la manera de enfrentar la obesidad, por dos razones principales: se trata de una afección mucho más compleja de lo que se había pensado inicialmente y, además, nuestro conocimiento de la enfermedad es todavía limitado. La dificultad estriba en las causas subyacentes que, como en los cánceres, varían de un individuo a otro, aunque el mecanismo general siempre consiste en que el aporte calórico excede del consumo energético, lo que lleva a su acumulación en forma de tejido graso. La ciencia relacionada con la obesidad nos ha permitido realizar varios descubrimientos fascinantes, como que el tejido adiposo es un órgano endocrino, que la flora intestinal también es un órgano y que ambos interactúan continuamente con el cerebro. La expresión genética se modifica desde el momento de la concepción a través de mecanismos epigenéticos, es decir, mediante, por ejemplo, el entorno nutricional, los agentes contaminantes y la flora intestinal. Este proceso comienza en el útero, lo que indica que una buena salud depende también del estilo de vida de la madre antes de dar a luz. La complejidad también radica en el diagnóstico clínico, el tratamiento y la prevención de la obesidad.

El diagnóstico de la obesidad ya no se limita a tener un índice de masa corporal superior al recomendable. Son necesarias muchas capacidades para poder examinar adecuadamente los antecedentes biológicos, físicos y psicológicos del individuo, a fin de detectar complicaciones y ofrecer un tratamiento adecuado.

Ahora, los tratamientos demuestran claramente que la obesidad infantil se puede prevenir. La salud cardiovascular, la actividad física y la calidad de vida se pueden mejorar de manera significativa. Existen varias formas de alcanzar estos objetivos. Ya es hora de dejar los programas experimentales básicos, exceptuando los aspectos que no han sido analizados inicialmente, y actuar al máximo nivel posible. Se deben invertir fondos para la puesta en marcha de una prevención más generalizada y de estrategias para su tratamiento.

El European Childhood Obesity Group (ECOG) —Grupo Europeo para el Estudio de la Obesidad— se fundó en 1990, justo al principio de la epidemia de obesidad infantil, cuando pediatras experimentados se dieron cuenta de que estábamos ante el comienzo de un problema de gran magnitud. El grupo, con representación en la mayor parte de los países europeos, fue concebido para que médicos e investigadores procedentes de ámbitos muy diversos pudieran reunirse, debatir y actuar para mejorar el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de la obesidad en niños y adolescentes.

Este libro electrónico, en esta edición ya actualizad, está dividido en 9 capítulos y 56 subcapítulos que han sido escritos y aportados de forma gratuita por autores de 34 universidades europeas, centros de investigación y organizaciones internacionales, incluyendo la Organización Mundial de la Salud. Al estar vinculados con organizaciones cuyo cometido es enfrentarse a este delicado asunto, consideramos que es nuestro deber difundir estos conocimientos, conforme al juramento hipocrático y prestar así un servicio a la medicina y a la ciencia.

Se ha prestado especial atención a aquellos campos que normalmente no se desarrollan en los cursos sobre obesidad, pero que, en nuestra opinión, son esenciales para la «ciencia de la obesidad». Estamos muy agradecidos con todos nuestros compañeros de profesión que han aceptado con entusiasmo la idea de divulgar sus conocimientos y su experiencia.

La mayoría de los capítulos incluyen unas cuantas diapositivas con el fin de hacer posible que el lector se convierta en maestro. Esperamos que, empezando desde Europa, este libro electrónico se divulgue por todo el mundo, fomentando el aumento del número de enlaces e intercambios en beneficio de la salud de los niños.

 

De parte de ECOG,

La editora
Marie-Laure Frelut, doctora en medicina
Ex presidenta de ECOG